Pedagogía de la Alegría
“La alegría no es algo “Light” que nos infantiliza, sino la fuerza que nos acerca a la potencia creativa, incisiva e indiscreta del niño y de la niña, que extraviamos en los vericuetos solemnes del éxito adulto” Alicia Fernández
"Nosotros tenemos la alegría de nuestras alegrías Y también la alegría de nuestros dolores, porque no nos interesa la vida indolora, que la civilización del consumo vende en los supermercados. Y estamos orgullosos del precio de tanto dolor, que con tanto amor pagamos. Nosotros tenemos la alegría de nuestros errores, tropezones que muestran la pasión de andar y amor por el camino. Y tenemos la alegría de nuestras derrotas, porque la lucha por la justicia y la belleza valen la pena también cuando se pierden Y sobre todo tenemos la alegría de nuestras esperanzas. En plena moda del desencanto cuando el desencanto se ha convertido en articulo masivo y universal Nosotros seguimos creyendo en los asombrosos poderes del abrazo Humano” Eduardo Galeano
“Para nosotros la alegre rebeldía” Sub Comandante Marcos
El poder del imperio, sigue matando niños en Irak, en África y en América latina, con bombas, con hambre, con ignorancia, con tristezas.
Son saqueadas las montañas, los ríos, el agua, los minerales, los peces, la tierra.
El mercado avanza sobre todo, sobre todos y todas, convirtiéndonos en objetos de esta maquinaria. La única felicidad posible se compra con tarjeta de crédito, y en cómodas cuotas, y la sonrisa permitida se reduce a un empresario de la televisión mostrando tropezones y caídas.
La alegría está alienada, mercantilizada, es dependiente, individual, envidiosa y se alimenta constantemente del bombardeo de publicidad. Sonrisas falsas por TV, en la revista, en la calle, en el trabajo, y por cincuenta centavos, se puede agrandar su combo feliz.ç
Cuando todo esto sucede, ante el imperio de la tristeza y el aburrimiento, la verdadera sonrisa se subleva y la alegría se organiza. La “verdadera alegría”, clandestinizada, resurge con la fuerza de la organización popular. Los niños y las mujeres piqueteras cortan la ruta de la amargura, riendo y soñando alegrías nuevas. La gran carcajada insurgente de los y las Zapatistas, se rebela y logra frenar esa máquina alienante. Se rompe el candado de la angustia y con carcajadas, machetes y palas, los sin tierra se burlan del latifundio. Se indigna la risa y se dispara en la selva colombiana. La alegría violenta carga las cacerolas y como en Buenos Aires, se desparrama en las calles ecuatorianas, expulsando la dictadura del aburrimiento. Los pueblos originarios de América, bailan sus culturas, las hacen música, sobre las tierras recuperadas; que duele en los oídos conquistadores. En Bolivia, indígenas, campesinos, cocaleros, enarbolan la revuelta de los colores, levantando la Whipala (1) y dando batalla por la frescura del agua, la energía del gas, la identidad y dignidad americana. La gran fiesta rebelde se hace en la isla de los barbudos, donde los pibes y las pibas con sus pancitas llenas esbozan la sonrisa mas digna, aquella que resulta el arma mas poderosa contra el imperio.
¡¡Tenemos derecho a la alegría!! A la alegría nuestra, construida en el esfuerzo de liberarnos, a la alegría popular que no es otra cosa que la de ir construyendo la felicidad de todos y todas.
La Educación Popular, rescata el lugar de la subjetividad en la lucha, la batalla cultural, elementos que históricamente no han sido valorados en su rol transformador.
El estado de ánimo de los luchadores y las luchadoras, ocupa un lugar fundamental para la transformación, la risa y la alegría son necesidades vitales, vinculadas a la salud y la vida.¿qué transformación podrán hacer personas entristecidas, deprimidas?¿Qué palabras surgen de las gargantas hundidas en el pesimismo? ¿cómo construyen las manos de hombres y mujeres abatidas? Esto no implica crear una falsa alegría, no implica no llorar los dolores, las derrotas. Pero si implica sostener la bandera de la esperanza alta, y ser protagonistas de una dinámica cotidiana que genere alegría, arte, risa, que sea una dinámica contagiosa, que el desprevenido y la desprevenida se sienta atraído por esa irradiación de bailes, de movimientos, de rebeldes alegrías sinceras. Como seres apasionados por la felicidad colectiva y combativos contra las estructuras desesperanzadoras, debemos revolucionar la cultura y construir colectivamente una subjetividad alegre.
La alegría es también una necesidad subjetiva. Y debiera ser una realidad presente y un proyecto planificado, de todo grupo que se proponga transformador de la realidad.
Un compañero de un movimiento, al borde de la desesperanza, nos decía que los jóvenes del barrio no querían ir al movimiento, porque cuando estaban, por ejemplo, a la mañana cocinando el pan, en el horno de barro, por la calle pasaban otros jóvenes y se reían. Entonces el compañero se sentía mal y no quería estar mas allí.
Luego de trabajar allí un tiempo, llegamos a la conclusión que la risa debiera estar adentro, que en el alambrado habría que poner un cartel que dijera las consignas del movimiento (trabajo - dignidad – Cambio social) y que la palabra que podía sostener al compañero en el lugar de trabajo era dignidad y también era la risa, la fiesta, la alegría de estar construyendo un cambio social. Entonces concluyeron que también desde el movimiento podían organizar fiestas, inclusive campeonatos de fútbol, como aspectos de lo cotidiano que construyen nuestra alegría. Esta sociedad esta oprimida tanto por factores exteriores, económicos, como por su propio aburrimiento, por su tristeza y por su falta de Esperanza. Nuestra construcción no debe reproducir esto.
El control de la producción de la “alegrías” y de las “tristezas” a través de los medios masivos nos crea la ilusión que los sueños personales, pueden hacerse realidad solo si nos esforzamos y agachamos la cabeza, compitiendo con otros sueños individuales. Quien más se esfuerce, quien más se venda, será quien “se salve”. Y los demás, espectadores/as del destino de unos pocos, viven la ilusión de participar de aquella “alegría” ajena. La fascinación de la posible felicidad privada, hace que nos olvidemos de la infelicidad del conjunto. La privatización de la alegría, es otra forma de opresión, porque cuando esta es libre y colectiva, se organiza. En los barrios, en los movimientos, en las calles, los hombres y las mujeres, los niños y las niñas, alegremente libres, asumiendo esta organización, resulta lo mas subversivo que puede haber.
Los “efectos” del alegrísmo, la sonrisa despersonalizada, se construyen diariamente en los medios, en los carnavales oficializados, “financiados”, competitivos, comprados, en la publicidad de los nuevos productos que nos prometen libertad, felicidad eterna, etc; en la imagen de los cuerpos eternamente jóvenes, en politiquería mentirosa y las falsas promesas. Hay toda una escenografía hipócrita que intenta minuto a minuto demostrar que la única alegría posible es ese producto que vende el sistema.
“El alegrismo se pasea de la mano con el jueguismo y lo light, como disfraces de un radical escepticismo: la apuesta de base es ahí hacer mas llevadero, lo que es, lo que está instalado; un destino que no se deja agujerear por alguna producción de sentido” (2)
Buscamos la alegría no oficial, no privatizada, la alegría rebelde, la alegría subversiva, la verdadera alegría popular, entonces si estaremos revolucionando esta estructura triste a la que nos someten. La risa es una forma de resistir.
Mas que nunca me resuena la idea de Tato Pavlosky “La revolución será alegre o no será” “Pienso que la alegría asambleísta, la alegría de lo no dogmático, la alegría que se produce en las calles, es una cosa muy sugestiva.”(3) En el desarrollo de las luchas del campo popular, la risa se escapó, la mística alegre está mal vista, los prejuicios sobre aquellos que se muestran felices todo el tiempo resultan expulsivos, “¡¡Acá hablamos de cosas serias!!”, “A joder a otra parte”. Venimos de procesos excesivamente serios. No se trata de menospreciar la disciplina militante, la importancia de cada acto militante, todo lo contrario; el tema es no dogmatizarnos, no burocratizarnos, porque sino caemos en la gerarquización de las ideas y las verdades por sobre los sentires y las sanas ganas de ir siendo felices y alegres, que también es parte de la lucha, por que tienen que ser parte de la nueva forma de vincularnos y de vivir. Se trata de encontrar en estas pasiones alegres elementos que nutran nuestras luchas, que suelen ser arduas y hasta dolorosas, se trata de construir hoy la realidad que queremos, de empezar ya con esta revolución, alegre, creativa, soñadora, apasionada. Que por supuesto implica arrebatarle al poder los medios de producción, pero no solo los económicos, también los culturales, también la posibilidad de producir verdaderas alegrías colectivas.
La alegría es determinante en la creación de una realidad cotidiana de libertad, de dignidad y de protagonismo; la alegría, nutre, abona, la existencia colectiva y proporciona un punto de apoyo firme y eficaz para continuar luchando
En nuestra tarea de Ed. Popular caminamos junto a diferentes movimientos, En un taller de formación, un compañero del MTR (4) contaba cuando habían empezado a soñar con tener un “cabildo” (5) en el barrio, otras personas le decían que era imposible tener un lugar techado , un local, allí en un terreno que habían conseguido, y que él con un cartel de chapa que tenían, veía que podía ser el techo, nadie veía como ese cartel podía ser un techo, no veían como sostenerlo, no veían como surgirían las paredes, los materiales y nadie creía que podría funcionar. El compañero decía, “no teníamos tirantes y los fuimos armando con pedazos de madera y de golpe el cartel ya estaba de techo. Y luego fuimos haciendo las paredes y así lo construímos de a poco y de la nada. Luego hicimos el horno de barro. Y ahora cuando vengo a la mañana a hacer el pan, antes nos sentamos a tomar unos mates y no les puedo explicar el orgullo que siento.”
El compañero que hablaba con una enorme sonrisa dibujada en su rostro, edificó su felicidad y su dignidad, a costa de “hacer”, del optimismo y de los sueños puestos en marcha en función de un proyecto liberador. Ésta es la alegría que intentamos describir, que es radicalmente diferente a la que propone el sistema. Nuestra alegría es una alegría aventurera, llevada a cabo por personas que se juegan. Se juegan a ser mas personas, mas dignas, mas felices. Este hecho constituye un ladrillo más en la construcción de esta subjetividad alegre.
En los espacios de formación, en los talleres, en los encuentros de estudio, etc. los educadores populares, debemos sostener una preocupación permanente en nuestra tarea por lograr que cada encuentro, cada proceso, lleve esta impronta alegre, pero no sostenida desde la forma solamente, sino surgida del proceso libre y la felicidad de aprender y jugar. Esta preocupación, el esfuerzo colectivo por la libertad, el compromiso y la conciencia, son e l terreno abonado, donde se nutre la raíz de nuestra pedagogía de la alegría.
Es en este sentido amplio de construcción de subjetividad, de conciencia sobre esas falsas sonrisas, de combate contra la inmovilidad del aburrimiento que nos proponen, que las técnicas participativas vuelven a adquirir sentido en la educación popular liberadora y toman distancia de las propuestas dinamiqueras.
Para enriquecer todo lo dicho, sobre la importancia de la alegría en la construcción de la nueva sociedad, de los hombres y mujeres nuevas. Que coherentiza la utilización de las técnicas participativas y el juego, en los procesos de educación popular, quería darle la palabra a un jugador de las palabras, a un referente intelectual y lúdico que aporta belleza, fantasía, y pasión.
Cortázar defendía lo fantástico, lo imaginario y lo humorístico como formas válidas de tomar conciencia, en absoluto escapistas, y rechaza tanto a los sesudos críticos que lo acusan de perder creatividad como a los compañeros "revolucionarios de solemnidad" que lo censuran porque no abandona lo lúdico. Por todo lo que significan sus aportes también hemos realizado en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo, a los 30 años de su muerte un homenaje que involucró, charlas, lecturas, películas y también un taller de juego, cuya memoria transcribimos mas adelante.
Lo siguiente es un extracto de un coloquio brindado en Madrid, en 1977 Julio Cortazar decía:
“Es inconcebible una revolución que no tenga por fin la alegría, entendiendo por alegría una cosa mucho más amplia: la supresión de todo lo que es dolor antes de la revolución, la supresión de todo lo que nos humilla, nos explota, nos aliena, nos distancia, nos mutila. Entendiendo por alegría entonces el hecho de llegar por fin a nosotros mismos. Es mentira que nosotros estemos en la historia, estamos en la prehistoria. El hombre está todavía viviendo una especie de edad de las cavernas a pesar de su gran tecnología y los viajes a la luna, porque, en primer lugar, no sabe bien quién es él mismo. Nuestras alegrías son artificiales, son individuales, y, sobre todo, son momentáneas. Pero la alegría no es solamente la carcajada; tal como yo la veo, es la condición humana en que el contexto exterior y el interior estén finalmente en armonía y permitan entonces que un hombre se sienta realmente en su propio destino, en su identidad. Esto no es un juego, no es lúdico, pero, sin embargo, forma parte del mundo lúdico, porque el hombre nació para reír, para jugar. Todo esto que estoy diciendo parece pueril y en el campo de la política se olvida con demasiada frecuencia. Las revoluciones se vuelven serias, se vuelven grisallas, se vuelven sordas. La gente deja de vestirse con colores alegres, si alguna vez las usó. Todo se vuelve grisalla. ¿Por qué? Bueno, hay razones que lo explican, hay problemas imperiosos, hay etapas que deben franquearse. Pero esas etapas deben franquearse sin olvidar los fines últimos, sin olvidar que el hombre es un animal lúdico como es un animal erótico.
Se olvida que en alguien tan entrañablemente revolucionario como el Che Guevara, el sentido poético, lúdico, en último término, erótico, están presentes y despiertos , y todos los que lo conocieron supieron hasta qué punto tenía sentido del humor, hasta qué punto podía ser como un cachorro juguetón, siendo al mismo tiempo uno de los ejemplos más admirables del revolucionario”
Dice Paulo Freire: “...Hay una relación entre la alegría necesaria para la actividad educativa y la esperanza. La esperanza de que profesor y alumnos puedan aprender juntos, enseñar, inquietarse, producir y juntos igualmente resistir a los obstáculos que se oponen a nuestra alegría....”
“La tarea de la libertad, la tarea de la liberación, la historia como posibilidad, la comprensión del cuerpo consciente y sensual, lleno de vida, todo eso exige necesariamente de una pedagogía de la alegría. Esta alegría, esperanza y autonomía se construyen socialmente y uno de los ambientes es el educativo.”
Denunciar las injusticias, luchar contra la opresión, construir una cotidianeidad nueva, nuevos vínculos, nuevas pasiones por conocer y rehacer el mundo, en definitiva hacer política, no pueden ser prácticas solemnes, rígidas, burocratizadas, dogmatizadas, porque de ser así, solo serían enunciados incoherentes, palabrerío vacío. La necesidad de una pedagogía de la alegría urge en todos los colectivos de personas que busquen transformar la realidad. Comprender el rol pedagógico de los movimientos y lo cotidiano a su interior, es fundamental para planificar, las producciones subjetivas necesarias para derrotar las estructuras tristes del neoliberalismo y el capitalismo y construir una cultura verdaderamente alegre e inclusiva.
(1) Bandera multicolor de los pueblos originarios (2) Jorge Goncalves da Cruz, “ir tirando piedritas al agua” revista E.Psi.B.A. N°3, Bs. As., 1995 (Citado por Alicia Fernández en “Psicopedagogía en psicodrama”, Ed. Nueva Visión, Bs. As., 2005) (3) En nosotros las asambleas y las marchas que recorren el país son también la gran tarea de reconstruir lazos solidarios. Cuerpo a cuerpo. Nunca más el cuerpo solo aislado y debilitado que produjo el terror en la dictadura. Nunca más. La reparación de los lazos solidarios de los cuerpos juntos en acción. Construyendo nuestras propias cartografías del deseo de la ciudadanía – que recuperó la voz de su cuerpo. La voz del escrache, a veces tan molesta e informal. Con afectos alegres. Porque la revolución será alegre o no será. (Pavlosky) (4) Movimiento Teresa Rodriguez (5) Así se denomina la asamblea barrial, el lugar de reunión y producción territorial, de este movimiento.